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Channel: Cocina Costarricense
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atol de nance

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El nance o nanche (Byrsonima crassifolia) es una fruta amarilla al estar madura, con una pulpa blanca, de fuerte aroma y un sabor muy marcado, tiene una semilla negra dura y son pequeñas en promedio (menos que una aceituna). Justamente la característica de su olor, hace que sea del rechazo de muchos o del pleno gusto de otros. 
Se consume como fruta fresca madura, hay quienes añaden chile en polvo. Se usa en refrescos naturales, en helados en agua o leche (ver aquí mi receta) y también se disfruta en atol caliente. El atol es una preparación espesa, que sirve de postre o de antojo a cualquier hora del día. También se puede mantener en refrigeración y servir frío.

El ato
l se puede hacer con arroz, poniendo a remojar 1 kilo de nances en agua por unas horas. Luego se muele (separar pulpa de semilla) y se cuela. Aparte se pone ½ taza de arroz crudo a remojar el mismo tiempo que la fruta. Luego ambas cosas se unen en una olla y se pone a cocinar con leche, azúcar y especias. Se deja hasta espesar y se retira para servir tibio.


Otra opción es lavar bien 1 kilo de nances, ponerlos en un recipiente y añadir agua suficiente a taparlos. Con las manos se exprime la fruta madura, para separar la semilla que se desecha. La pulpa extraida con el agua se licua y se cuela. Se vierte en una olla y se pone a cocinar. Se le añade más agua (o leche) y azúcar al gusto. Se deja hervir moviendo en todo momento.

Al iniciar el hervor se le añade ½ taza de maicena disuelta en ½ taza de agua. También puede usar harina de sagú u otro espesante. En pocos minutos se espesa, se retira del fuego y se sirve caliente. También se le puede añadir vainilla, especias en polvo como clavo de olor  canela. 

pan de plátano maduro

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Los plátanos maduros en la mesa de los Costarricenses, siempre son grandes aliados y esta vez se los ofrezco servidos como pan. Requiere 3 plátanos bien maduros, 4 huevos, 1 taza de azúcar, 1 barra de mantequilla (120gr), 3 tazas de harina, 2 cucharaditas de polvo de hornear (royal), ½ taza de dulce de leche (o leche condensada), 1 taza de jugo de naranja, 1 cucharadas de cacao en polvo, ½ taza de leche en polvo, ½ taza de agua, vainilla y canela al gusto. 

Pele y maje en puré los plátanos. Añada el jugo de naranja (opcionalmente puede añadir también 1 onza de ron oscuro),  la vainilla, canela, dulce de leche, chocolate. Mezcle que se unan bien los ingredientes. Precaliente el horno a temperatura media.

En un tazón batir la mantequilla con el azúcar hasta que tenga una consistencia cremosa. Añada los huevos, uno a la vez. Seguido vaya incorporando alternamente la harina cernida con el royal y cucharones de la mezcla de plátano. La consistencia no debe quedar muy seca, ni tampoco demasiado acuosa, por lo que si es necesario añada la leche en polvo disuelta en el agua. O bien añada un poquito más de harina para equilibrar. Si le gusta el coco puede añadir también 1/2 taza de coco rallado al integrar los ingredientes secos. 


Vierta la  preparación en uno o dos moldes, engrasados con mantequilla y enharinados. Hornee a 350°F/180°C por unos 30 minutos, hasta que dore y compruebe que el centro esté cocinado. Retire del horno y deje enfriar para desmoldar. 

A diferencia del pan de banano, esta versión se luce más cremosa y con un aroma muy propio. 

cáscaras de naranja azucaradas

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En la variedad está el gusto y en la cocina reinan las diferencias. Algunos prefieren los dulces muy dulces y para otros que apenas se sienta. Lo mismo pasa con el sabor propio amargo de algunos ingredientes,  donde se crean técnicas para reducir su nivel y otros por el contrario lo mantienen para disfrutar justamente a lo que saben. En cuestión de frutas y postres en lo personal a mí sí me gusta sentir ese “amarguito” como la toronja, la naranja, así como la acidez de los cítricos; máxime si se combina con dulce y gana punto en su presentación.

La naranja como fruta es de las más versátiles y su jugo es aplicado en múltiples recetas, tanto dulces como saladas, en postres, en carnes, en repostería y salsas. Aprovechar las cáscaras parece una costumbre de años en muchos países. Aquí les comparto esta receta que me compartiera Ivannia Balma, quien también disfruta mucho de experimentar en la cocina y complementa el repertorio de mi blog.

Disponga de varias naranjas, maduras y firmes, que estén sanas. Se lavan bien con agua y un cepillo. Pélelas en el sentido de gajos, eliminando la parte blanca (que es la más amarga). Se introducen en una olla con agua suficiente y se deja hervir unos 5 minutos. Se pasan por colador para eliminar el agua. Se repite este paso 1 o 2 veces según sea su tolerancia al amargo. PERO considere que si se hierve mucho se suavizan demasiado y no funciona para la receta.
Luego se dejan enfriar las cascaritas. Lo conveniente es pesarlas y usar esa misma cantidad de azúcar y la mitad en agua para elaborar un almíbar. O bien usar 2 tazas de azúcar y 1 de agua. Se deja hervir y se añaden las cáscaras. De aquí tan solo es “chinearlas” a fuego medio hasta que el almíbar casi haya secado.


Se pasan con cuidado una a una sobre papel encerado y cuando están frías y secas, se bañan con azúcar blanca granulada. Así pueden conservarse en un recipiente de vidrio y tapa.


Otra opción es partir en láminas (lo más fino que pueda) las naranjas. Usar el mismo procedimiento de hervirlas al menos una vez, escurrirlas y luego incorporarlas en el almíbar de azúcar. Aquí se disfruta aún más la textura de la cáscara con la suavidad de la parte interna. 

sopa de guineos de Doña Rosa

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Con chiquiticos sí, pero muy nutritivos los ricos guineos. Una variedad de plátano, que se produce mucho en Costa Rica y que se sirve en nuestras mesas de diferentes formas. Desde un puré, añadido en caldo de frijol,  hervido y hecho ensalada, en rollos con atún y enteros entre la sopa. 
 De lo bonito de interactuar en las redes sociales, está la gente especial que comparte sus recetas y hasta me envía sus fotografías. Doña Rosa María Sanabria, nos comparte esta receta de sopa de guineo muy propia, que combinando pocos ingredientes termina un plato nutritivo y sabroso.

Las proporciones que me cuenta, uno las puede personalizar, pero aquí le cuento como ella misma dice, sin cantidades exactas de ingredientes, ni para cuántos comensales. Pero gasta todo un racimo de guineos tiernos, un buen poco de huevos duros y muchos olores (especias). Con eso hace 2 ollas, invita a la gente, llegan, comen, repiten y hasta pueden llevar un poquito si gustan.

Yo la hice para probar y no quedarme solo con las fotos y la historia, con una manita de guineos (unos 10), 3 huevos duros y el mínimo de especias (1 cebolla, 1 chile dulce, 2 tomates, apio, culantro). Las fotografías son crédito de Doña Rosa que tomó a todo su proceso. Luego les comparto mi resultado. 


Se empieza por pelar y partir en tajadas los guineos. Se fríen en aceite de inmediato, dorando por ambos lados y se escurre en papel servilleta. Cocine los huevos en agua hirviendo hasta estar duros. Enfríe, pélelos y pique de forma gruesa.

Aparte se licuan las especias y tomate. Esto se cocina como una salsa y se condimenta con sal y salsa tipo inglesa. Luego se pone a hervir media olla de agua con un vaso de leche, cuando está hirviendo se va incorporando todo lo preparado, comenzando por los guineos, huevos y la salsa. Se deja hervir bien para que se unan los sabores.  Está listo para servir y disfrutar de una sopita nutritiva y diferente. 

arroz al chile

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Al añadir chiles picantes a las comidas no solo otorga un extra de sabor al plato, buscando que no sea tan simple, insípido, sino que también busca el combinar y resaltar los sabores de otros ingredientes. En la cocina caribeña sucede mucho, el combinar el coco, el tomillo y el chile picante. Es importante saber que el chile tiene un alto contenido en vitaminas A y C, hierro y magnesio, junto con ciertos poderes curativos.

Una de las pocas variedades de chile (pimiento – pimentón) picante que se consume en Costa Rica es el chile llamado “panameño”. No se tiene un registro exacto del porqué de su nombre, pues en Panamá más bien se le conoce como Aji Chombo.  Este chile puede ser identificado como el chile “habanero” (pepper mash) y bajo término científico como “Capsicum chínense”. Está considerado como uno de los más picantes, considerando que estando abierto y sus semillas elevan el grado de picante.

Añadirlos enteros entre sopas, caldos, salsas y otras preparaciones, suministra un aroma y suave sabor. Así es como nace esta simple idea, que les comparto de arroz picante. Prepare el arroz como tradicionalmente lo hace. Ya sea en olla convencional, en arrocera o en cocina de leña. Sofría una cebolla en aceite, añada el arroz y mueva a tostar un poquito. Agregue agua o caldo, sal o condimento, culantro picado, rama de apio entera y finalmente 1 o 2 chiles panameños enteros. Deje que se cocine y reviente el arroz. Antes de mezclar para soltar el mismo, retire los chiles.



El sabor del arroz será distinto y el picor no será extremo. Si más bien lo quiere más picante, punce previamente un par de veces el chile antes de añadirlo. Asi de simple, el arroz para acompañar cualquier otra comida, le dará un gustico muy bueno.


queque con tricopilia

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La tricopilia es una jalea o mermelada de guayaba que viene en forma de pasta. Se parte en cuadritos y combinarla con queso, la ha convertido en una de las bocas (bocadillos) de fiesta por tradición en Costa Rica. Pero también se usa en otras recetas como esta. 

Mezcle en la LICUADORA 1 huevo, 1 taza de leche, ½ taza de aceite, 1 taza de azúcar, 1 taza de harina de maíz (masa en polvo). Licue bien a que se incorpore todo. Pase esto a un recipiente grandecito y añada 1 taza de harina de trigo con 1 cucharadita de polvo de hornear (royal). Revuelva con un batidor globo o un par de tenedores. No se complique mucho. 
Tenga unas barritas de tricopilia y píquelas en trocitos y deles un bañito de harina. Engrase con mantequilla un molde y enharine. Vierta a pocos la mezcla de harinas, intercalando los trocitos de jalea. 

Lleve al horno a temperatura media (350°F/180°C) por unos 30 a 40 minutos. Cuando se vea doradito púncelo a ver que el centro esté firme y lo saca. Deje refrescar antes de desmoldar. 

ceviche de pipa

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 La pipa es el coco tierno, fruto de una variedad de palmera. Disfrutamos en Costa Rica sobre todo su dulce líquido, pero también de su suave coco. Y los ceviches en CR no solo los hacemos de pescados o mariscos, sino también de verduras, frutos o mixtos. 

Cocina Costarricense les invita a probar esta combinación. Si se quiere puede hacerlo solo con el coco o bien añadir ingredientes extras, camarones, pejibayes, palmito o lo que su antojada creatividad dicte. 

La base siempre es picar cebolla, chile dulce, apio tierno y culantro. Bañarlo con suficiente jugo de limón. Añada el coco tierno de unas 2 pipas, picado en cuadritos.


 Ajuste 1 taza de jugo de pipa, ½ cucharadita de sal, pimienta o tabasco al gusto. Agregue unos cuantos camarones, limpios y partidos en mitades (u otro ingrediente). 
Si le gusta con caldito, puede añadir más jugo de pipa o refresco carbonatado de limón (ginger ale, sprite). Mantenga en refrigeración hasta el momento de servir. Simple y muy rico!

corazón con verdolaga

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La verdolaga, esa planta que crece en el monte, pertenece a la familia Portulacáceas, considerada maleza en algunas partes y usada para decorar en otras, también es comestible. Se le reconoce más por sus hojas, pues presenta variedad de flores. Tiene un sabor salado con un cierto tipo de acidez y puede degustarse cruda en ensaladas y añadida en cualquier otra receta donde se usen hojas verdes. La única consideración es que siempre esté bien lavada y desinfectada.

La plantita se las trae y tiene lo suyo, contiene ácido graso omega-n3, nutrientes y vitaminas, así que también se le considera medicinal y hasta para curar heridas. Tradicionalmente se revuelve con huevo y se sirve así en tortillas. Pero se puede lucir en otras recetas, combinándola con carne con esta que les ofrezco.

Puede utilizar cualquier corte de carne. Pero el corazón tiene su sabor particular y teniendo ambos ingredientes a la vez, aquí el resultado. El corazón se le quita la m

ayor cantidad de grasa que le cubre, se lava bien y se parte en cuadros. Se pone a cocinar en olla de presión, con agua suficiente, hierbas frescas, tomillo, orégano, cebolla, chile, ajos, culantro de coyote, apio y las especias que guste. Condimente con sal y comino. Tape y deje hervir. Al sonar la válvula deje por unos 45 minutos a 1 hora.
Saque el corazón de la olla y parta en cuadritos más pequeños. Cuele el caldo y regréselo a la olla, para cocinar en el verduras, zanahoria, papas o plátanos verdes, todos picados en cuadros grandes. En lo personal me gusta combinar con guineos, que los cocino por aparte y luego los incorporo al caldo cuando las otras verduras ya están hechas. Igual, se reincorpora la carne y se añade un poquito de culantro picado. Puede calentar de nuevo a hervir apenas que se unan bien los sabores.


La verdolaga se debe desinfectar bien y usar en su mayor parte solo hojas o los tallos más tierno. Se lavan con agua fresca y luego se mantienen por unos 20 minutos en recipiente con agua, unas gotas de cloro o de vinagre y el jugo de 1 limón ácido. Al tiempo se escurren, se vuelven a lavar y se añaden justo al momento de cocinar las verduras en el caldo donde se cocinó la carne. Este plato funciona como una entrada o plato principal, acompañado de arroz blanco.

pan de jocote

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El jocote, es una fruta también conocida como ciruela de huesito, ciruela morada, hobo blanco (Spondias purpurea) que en Costa Rica se da con muy buenas cosechas, tanto que existe la Feria del Jocote una vez al año.  Predominan dos tipos en nuestro país, el jocote “ciruela” de piel lisa, muy suaves y más ácidos. Son más usados para la “jocotada, una miel que se mezcla con leche. El otro es el llamado “tronador” de piel y consistencia más firme y gruesa. Estos son favoritos, pues de disfrutan verdes con sal, pintones (a medio madurar) y los ya maduros.

Todos se disfrutan como fruta fresca, pero que en la originalidad de la cocina, han llegado a más recetas, como la miel, helados, encurtidos, mermeladas. Como estos días estamos en cosecha y a sabiendas que a un simple pan se le puede añadir pulpa de fruta, decidí incorporar el jocote y  aquí les comparto mi resultado.

Requiere como ingredientes 1 barra de mantequilla (120g), 3/4taza de azúcar (blanca o morena), 1 y ½ taza de pulpa de jocote, 2 huevos, 1 cucharadita de vainilla, 2 cucharadas de jugo de limón, ½ taza de jugo de naranja, 1 y ½ taza de harina (para todo uso), 1 y ½ cucharadita de polvo para hornear (royal), 1/2cucharadita de bicarbonato sódico, ½ cucharadita de canela molida.

Para obtener la pulpa del jocote, la recomendación será usarlos bien maduros (1 kilo), poner a cocinar con 1 taza de agua y el jugo de limón. Dejar hervir hasta que suavicen y se les rompa la cáscara fácilmente. Retirar del fuego, apenas entibiar y majarlos para obtener un buen jugo. Colar para eliminar la cáscara, semillas y conservar solo la pulpa.

En un tazón grande cierna los ingredientes secos: la harina, el polvo para hornear, el bicarbonato sódico y la canela. Precaliente el horno a 350°F.

 Bata la mantequilla y el azúcar en un tazón grande. Agregue los huevos y mezcle bien. Luego el extracto de vainilla y el jugo de naranja. Alterne añadir los ingredientes secos con la pulpa de jocote hasta obtener una mezcla uniforme.

Vierta la mezcla a molde engrasado y enharinado y lleve al horno por unos 40 minutos, hasta confirmar que el centro esté firme. Deje enfriar unos 20 minutos antes de desmoldar el pan y sirva cuando esté frío por completo. Opcionalmente puede añadir otro ingrediente a su gusto, como coco o zanahoria rallada, pasas, nueces o trocitos de jocote pintón! 

picadillo de verduritas

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A base Verduritas tiernas, papa, zanahoria y vainica, se lavan bien y luego finito se pican. 

En una olla con poquito de aceite, se pone cebolla, ajo, chile y tomillo y se dejan unos minutos a sofreír un poquillo 

Luego le añade las verduritas picadas, 1/2 cucharadita de achiote y poquita sal, un poquitico de agua para que se cocinen al vapor y vayan soltando su rico olor. 


Déle color con apio, culantro de coyote y también de culantro de castilla, mueva parejo del centro de la olla hasta la orilla. 


En pocos minutos tendrá un plato suculento, Para comer con arroz y le dé un buen sustento. 


Le puede añadir poquito de carne molida, soya o chorizo desmenuzado, lo añade desde antes, cuando los olores se hayan sudado.

arroz con quelites

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Los quelites son los brotes tiernos de la chayotera, planta tipo enredadera que al crecer se va amarrando naturalmente de lo que encuentre como base: árboles, ramas, cercas. Por esta razón se construyen enrejados para que la planta se desarrolle y genere la cosecha de chayotes cómodamente. 
De la planta del chayote, se aprovecha todo, los chayotes mismos, los quelites, la raíz de chayote y hasta los bejucos se usaban para hacer bombas de jabón. Cabe destacar que Costa Rica es uno de los mayores productores de chayotes a nivel mundial.
Los quelites se pueden añadir en muchas recetas de la cocina costarricense. Simplemente lavados y picados, se pueden hervir y hacer tortas, añadir en picadillos y en el arroz como hoy les comparto.

Haga su arroz como de costumbre y le añade un puñado de quelites al momento de añadir el agua o caldo. Puede sofreír cebolla, añadir el arroz para tostar un poco, sal si lo prefiere, al agua o caldo y se deja hervir para que reviente el arroz. Luego se tapa, se baja el fuego y se deja que termine de cocinar. O bien si usa olla arrocera, incorpora todo junto y suelta con tenedor cuando el arroz está listo.


Además de colorido, le brinda un sabor especial a vegetal y lo hace más nutritivo. Una idea simple, pero que nace de la Cocina Costarricense. 

huevo tierno

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De los recuerdos de infancia para muchos es que nos sirvieran un huevo tierno (tibio o pasado por agua también se les llama). Es el huevo que se pone a cocinar solo en agua y apenas por unos pocos minutos, por lo que la cocción estará apenas parcial y donde se espera que la yema no haya cuajado. Los huevos así son ricos en proteínas y bajos en grasa, ojalá saber y usar huevos frescos.  La forma de servirlos durante mucho tiempo fue acompañados de una tela (limpión) para evitar la temperatura de la cáscara, aunque también el mercado desde siempre ofrecía productos aptos (hueveras) en forma de pato, la misma clara y en tacitas o moldes de madera como base del huevo


Puede ponerse a cocinar de dos formas, respetando los tiempos. Una es colocando los huevos en una olla y añadir agua fría suficiente para cubrirlos. Poner el calor en alto y esperar que empiece el hervor, para reducir la temperatura. Entonces se calcula 2 minutos para que la yema y clara estén muy suaves, 3 minutos la clara ya blanca y la yema inicia a espesar y 4 minutos la clara está cocinada y la yema suave.

También puede poner a hervir a temperatura alta solo el agua y sumergir con la ayuda de una cuchara cada huevo, algo que debe hacerse rápido pero con suavidad para que el huevo no se rompa. Bajar en este momento la temperatura al fuego. En este caso es mejor dejar los huevos por 5 minutos máximo para que la clara esté lista.

Se retiran de la olla con una cuchara y se sostiene con el limpión o se coloca sobre la huevera. El asunto es quebrar uno de los extremos, golpeando con una cuchara, para ir quitando pedacitos de la cáscara y abriendo un agujero.

De aquí en adelante viene la parte divertida y muy personal. Añadir unos granitos de sal e introducir pedacitos de tortilla suele ser lo más inocente y común. O bien intentar con una cucharita ir sacando y mezclando yema y clara. Otros prefieren usar pan (miga) o hasta pan tostado. Por ahí leí que hasta servido con guineos hervidos en agua, funciona como un complemento perfecto.
A muchos les trae el recuerdo que ser consentidos con un huevito tierno cuando estaban enfermos o como premio infantil. La verdad es una receta tan práctica, sencilla y económica, que recrear esos viejos y buenos recuerdos está al alcance de un huevo!


huevo asado en hoja de plátano

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Las hojas de plátano se usan mucho en la cocina costarricense y de otros países de América Latina. Huella del sabor en la cocina indígena y de campo. Sirve y hace las veces de plato, como aportar ese rústico sabor en las diferentes recetas.
Costumbre de los campesinos envolver entre ellas, su almuerzo para llevar la faena agrícola, o para llevar los alimentos en épocas de recolección del café. Los alimentos que se preparan envueltos en ellas, carnes, arroz, masas, cocinados al vapor o fuego lento, absorben mucho más ese sabor característico de la hoja. Tanto así que los tamales son los más notorios para el uso de hojas. En otras culturas (como la India) se sirven los alimentos sobre las hojas y se debe comer con las manos, marcando pautas culturales importantes. Incluso hasta el doblar la hoja de cierta manera al terminar  de comer, tiene el mismo significado que dejar los cubiertos sobre la vajilla como símbolo de aprobación de lo ingerido.
 Los alimentos calientes servidos en estas hojas absorben y adquieren los valores nutritivos y medicinales del plátano. Comer así es como usar un plato nuevo cada vez, desde el punto de cuido del medio ambiente, en sustitución de material plástico o desechable. Importante también destacar que no es necesario usar aceites o mantequillas, por lo que es más grato y  económico cocinar con ellos.
Siempre es importante la limpieza de la hoja con una tela húmeda y luego según la receta “soasar” la  hoja, que implica ablandar sobre fuego previamente para que se manipule más fácilmente. Hay una receta simple, que la practican en los pueblos indígenas de Costa Rica, pero que también se hace en varias casas, cuando se dispone de hojas de plátano, cocina de leña y un sartén o plancha eléctrica. Igual se puede hacer en la cocina eléctrica. 
El asunto es el huevo asado. Simple cocinar el huevo frito o revuelto usando como base la hoja. Se coloca sobre la cocina un sartén o plancha, sobre ella la hoja de plátano, con la parte menos brillante directo al calor. Se deja ablandar un minuto y se vierte el huevo encima. (recuerde que no es necesario el uso de aceites o grasas).

Manipule con cuidado para que le huevo no se mueva. Tape con la mitad de la hoja, apenas doblada  y deje que se cocine el huevo. El prepararlo así le dará un gusto especial, luego usted lo puede servir a su mejor manera, para acompañar un gallo pinto, con tortillas o con pan. Gracias a Don José María Monge por el aporte fotográfico. 

arepas de jocote

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El jocote es una de las frutas preferidas por los Costarricenses. También conocida como " ciruela de huesito" (Spondias purpurea) se produce en nuestro país con gran éxito y disfrutamos cada uno de sus estados, verdes con sal y maduros como fruta fresca y empleado en refrescos, helados y más.  

 Lo que  nosotros denominamos arepas, son una especie de tortilla a base de harina, mezclada con huevo, leche y azúcar. Podría asemejarse los “pancakes” y varía según si le añade polvo de hornear que las hace más esponjosas, o si se omiten líquidos para hacerla más  crujiente. En sus variaciones también está el añadir ingredientes extras, como banano, avena.
Dado la temporada del jocote y en virtud de que muchos se maduran pronto, sumado a las ganas de experimentar, se me ocurrió aprovechar la pulpa de esta fruta y  combinarla en la preparación de jocote.

Si los frutos están bastante maduros, para obtener la pulpa basta exprimirlos con las manos sobre un recipiente, hacer presión contra un colador, para eliminar cáscara y  semillas. Si no están tan  maduros, se pueden poner a cocinar en poco de agua  y dejar hervir. Así la cáscara se abre  y será más fácil sacar su pulpa.

Es una tarea de paciencia. Se requiere casi de 1 kilo de jocotes maduros para obtener 1 taza de pulpa. Pero el saber que se está haciendo algo nuevo y sentarse luego a disfrutar su buen sabor, vale la pena. La pulpa obtenida se coloca en un recipiente, ahí mismo añada 1 cucharada de azúcar, chorrito de vainilla (y/o canela), 1 huevo y vaya añadiendo cucharadas de harina y mezclando (disponga de 1 y ½ taza para esto). De ser necesario, para tener la pasta ideal de arepas, puede requerir poquitos de leche. Recuerde que no es una pasta muy húmeda, pero tampoco seca.

Luego en un sartén caliente, coloque una cucharadita de mantequilla y otra de aceite. Cubra bien la superficie y vierta cucharadas de la mezcla. La temperatura debe estar a fuego alto al inicio y conforme se vierte se baja medio. Tape y deje que se formen burbujas  en cada arepa. Dele vuelta para que se dore por ambos lados y repita hasta terminar la mezcla. Escurra sobre papel servilleta y entonces sí, estarán listas para disfrutar.

atol de maíz

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Una fácil receta que se disfruta tibia como una rica merienda, o bien refrigerada y fría como postre. 

Usando el maíz tierno, que por sí mismo tiene un sabor dulce, este atol espeso es una receta tradicional de la Cocina Costarricense. Requiere de 4 elotes grandes tiernos. 

Desgrane o bien corté con el filo de un cuchillo, (raspando el elote) y licue el maíz con 1 taza de agua. Pase por un colador y el líquido resultante lo pone en una olla a fuego bajo y mueva en todo momento. 

Verá que rápido empieza a espesar, añada 1 taza de leche a poquitos, vainilla o canela en astilla  y deje que vuelva a hervir. Ponga 2 cucharaditas de azúcar y deje que tome consistencia de atol.

Sirva en tazas pequeñas y decore con canela en polvo. 

sopa con torta de quelites

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Que vaina con estas lluvias de setiembre
que te mandan a dormir más temprano que siempre

Hay que hacerlo bien abrigado y enroscado
y  haber comido calientito que quede uno calentado

Cocina Costarricense les sugiere una sopita de verduras
con torta de quelites que hasta le evita calenturas


Es que los brotes tiernos de la mata de chayote
le dan por sí solos a las comidas un buen gustote

Y si pica un rollito que quede bien partido
luego los revuelve con huevito medio batido

puntica de sal y la fríe en sartén a que se haga una torta
la parte en pedacitos y se la hecha a la sopa

Que bella Costa Rica, nuestro campo y su sustento

que dejan la panza llena y el corazón contento! 

arroz con leche y pitahaya

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Se conoce como Pitahaya, Pitaya o Fruta del dragón. Una singular fruta que tiene un sabor característico, no es tan dulce y su textura también la hace  única. La pulpa contiene pequeñas semillas negras. Las pitahayas rojas tienen la pulpa de color blanco o rojo; las de pulpa roja son más difíciles de cultivar y por ello menos frecuentes, si bien su sabor es más intenso que el de la de pulpa blanca. También hay de cáscara amarilla y contenido blanco. (ver más información)

Lo curioso es que nacen de cactus, cuyas flores parecen lucirse aún más de noche. Eran una estampa típica en el pasado, verlas crecer sobre las tapias de piedra que dividían las fincas. Su aroma se pierde cuando se calienta, pero se intensifica en  la preparación de refresco natural,  helados y uso en repostería.
Previamente se las había presentado AQUI y la había usado en un tamal de maicena, en un queque y ahora quise el usarla como colorante natural en la preparación del arroz con leche. A mí me gusta poner agua a hervir con astillas de canela y clavos de olor, una vez que alcanza el  hervor, añadir 1 o 2 tazas de arroz crudo. Mover levemente para que se inicie a cocinar.

Apenas se acaba el agua, empezar a añadir leche líquida a pocos, para que el arroz se vaya reventando. A partir de la segunda vez que añade leche, se integra el azúcar, para permitir al arroz reventar previamente. Una vez reventado,  se  endulza con leche condensada según el gusto de cada quién. Es importante siempre dejar líquido, pues al enfriarse el arroz sigue absorbiendo y quedaría muy seco.

La pitahaya le empleé usando una sola fruta. Con solo menos de la mitad de la pulpa, se licua con unas cucharadas de agua y se incorpora al final, al arroz con leche ya casi listo. De inmediato toma el color. Y para compensar el sabor de la fruta, hice trocitos con el resto y lo añadí previo a servirlo.
Se pueden usar las mismas cáscaras para presentar la receta o bien en  tazones para este fin. Una  receta que combina y se luce diferente. Espero se animen a darle color a su arroz con leche! 

pastelito de frutas

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Les  comparto este postre de Don Fabián Ramírez, seguidor de la página, inspirado en unos pasteles para desayunar, adoptó y personalizó la receta, para convertirla en un postre tipo flan para su familia, que bien se puede servir tibio o frío después de una comida, o para acompañar el tiempo del café. 

Requiere una lata grande frutas mixtas de coctel, la cual se distribuye en cucharadas, dentro de los moldes para hacer pastelitos (cupcakes). 
Aparte se bate 5 huevos, 1 lata de leche condensada, ½ lata de leche evaporada, 2 cucharaditas de polvo de hornear, hasta conseguir una sola mezcla (Puede añadir 2 cucharadas de azúcar si le gustan más dulces). 
Esto se vierte dentro cada moldecito, sobre las frutas y se lleva al horno a 180°C (350F) por unos 20 al menos, hasta que doren. Se les puede poner caramelo para flan, en la parte superior y terminar de dorar, para dar un mejor color y sabor. 

Una idea fácil, práctica y de muy buen resultado. Espero la pongan en práctica y la disfruten. 

volcado de guayaba

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Biscocho loco!  un volcado de guayaba muy especial. Una historia que nos comparte Doña Marta Chacón ...
Cuando Mamá me decía, tal día vamos para Juan Viñas a visitar a tu Tía Berta, era como una fiesta para mí. En verano el camino hacia Juan Viñas era bellísimo, los potreros se llenaban de florcitas y el viento soplaba frío. Ir donde mi tía era una aventura, la casa, toda de madera estaba en la vuelta justamente a la par de la Iglesia, llegando a Juan Viñas. Y lo primero que hacía era salir soplada a comer guayabas, cases y cuanto me encontraba en el gran patio de atrás. A mi tía le gustaba la cocina y yo heredé algunos de sus cuadernos. Hoy, y con mucho cariño les traigo una receta de ella que adapte para poder hacerla y que todos comamos algo de los que hace muchos años se hacía en  nuestros pintorescos pueblitos...Gracias Tía Berta!

Primero preparemos la fruta, y los ingredientes son los siguientes:
  • 3 t de casquitos de guayaba rosada en gajitos
  • 1 t de jalea de guayaba
  • 2 onz de mantequilla suave
  • 1/4 t de azúcar
  • 1 chorrito de jugo de limón 
  • 1/2 cdta de ralladura de limón
Procedimiento:
  1. En un sartén a fuego medio, ponga la mantequilla con el azúcar a derretir unos minutos. 
  2. Agregue la jalea y disuelva.
  3. Mezcle el jugo de limón. Aparte.
  4. Prepare un refractario cuadrado de 22 cm aprox, forrado con aluminio y engrasado con mantequilla.
  5. Distribuya la miel y coloque los gajitos de guayaba por todo el fondo.
  6. Espolvoreé 1/2 cdta de ralladura de limón.

Ya tenemos lista la fruta en el refractario! Encendamos el horno para precalentarlo a °f 350 y hagamos el batido. Estos son los ingredientes:
  • 1 de barra de mantequilla suave
  • 1 taza de azúcar
  • 4 huevos separados (yema y claras)
  • 2 cucharaditas de vainilla
  • 1 cucharadita de ralladura de limón
  • 1 1/4 taza de harina
  • 2 cucharaditas de polvo de hornear
  • pizca de sal
Procedimiento:
  1. Bata las claras a punto de nieve y aparte.
  2. En el tazón de la batidora ponga la mantequilla con el azúcar y bata hasta cremar.
  3. Agregue las yemas una a una. Luego la vainilla y la ralladura.
  4. A baja velocidad incorpore los secos cernidos (harina, polvo de hornear y sal).
  5. A mano, y con movimiento envolvente mezcle cuidadosamente en tres tantos las claras batidas hasta obtener un batido uniforme.
  6. No sobrebatir.
  7. Distribuya el batido sobre la fruta y lleve al horno por 35 a 40 minutos o hasta que al insertar un palito salga limpio.
  8. Repose el volcado 10 minutos en el refractario y vuelque sobre un platón de servir.
  9. Decía mi Tía, sirva acompañado de natilla!
*Esta receta originalmente se hacía a mano en un recipiente grande y con cuchara de madera. Lograr el batido cremoso de la mantequilla con el azúcar tomaba su tiempo. Las claras se batían en platos de lata y crecían como la espuma. Definitivamente, otros tiempos!

miel de papaya verde y naranja

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Hace un tiempo atrás, navegando en la red, me encontré con una imagen de un paisaje y tratando de llegar a su origen, di con un grupo de caminantes. En Costa Rica hay varios grupos de personas que se organizan para salir a caminar a diferentes destinos, en rutas de 10 kilómetros al menos y siempre buscando un contacto con la Naturaleza, para saborear del aire puro, la montaña, ríos y cascadas.

Así fue como me incorporé de uno de ellos. Ya he participado de algunas caminatas. Más allá de alcanzar una meta personal, de disfrutar las rutas y la experiencia misma de caminar, también he conocido gente pura vida. Una de ellas Martha Rodríguez, guía de las caminatas, quien es un Ángel de persona y le gusta también del cocinar. Hemos encontrado puntos en común y es una amiga a quién aprecio mucho. Hace unos días ella se fue a la zona sur del país, a Chacarita de Osa a visitar a su familia y desde allá trajo unas papayas verdes.

Me ofreció un par y claro, yo no me pude negar. Me encantan. Así que del sur fueron primero hasta Coronado. Para entregármelas coincidió una caminata a Nauyaca. Un lugar de bosque, ríos y una espléndida catarata metida allá adentro. Las papayas volvieron a viajar desde San José, hasta el sur en la buseta y viceversa. Yo hice posesión de las mismas y las llevé a mi casa, en el sector este de la Capital hasta Tres Ríos de Cartago. Pasaron una semana más conservadas en refrigeración.

Desde que las cortaron y los días que han pasado viajando esas papayas, eran de que hubieran madurado.  Pero estando verdes y bien conservadas en refrigeración nada les pasa. Ya yo mismo he experimentado en el tiempo, pero con frutas que no viajan tanto!.
Al fin les llegó su hora. Tener una papaya verde es sinónimo de elaborar un picadillo. (Receta que previamente había publicado AQUÍ.) Una vez listo el glorioso picadillo, y como eran dos frutas, pensé en hacer otra cosa. Ya también había saboreado otras mieles, como el piñoñate y la cabanga. Así que le di un giro al sabor y la combiné con naranja, para dar como resultado un gusto nuevo. El cítrico es un sabor dominante, igual que su color. La papaya viene a servir de cama, de base o de soporte, pero te la sensación de no estar seguro que estás comiendo y eso lo hace un postre diferente y rico.

El cuento ha sido largo, la receta se resume en tres ingredientes básicos. Dos tazas de jugo de naranja natural, 2 tazas de azúcar y 2 tazas de papaya verde rallada. Si no le gusta el número DOS, puede hacer 1-1-1 o 3-3-3.  O bien añadir 2 astillas de canela, 4 clavitos de olor! Ahí juega con los números e ingredientes a su gusto.


La papaya si tiene un proceso ceremonial. Se raya con un cuchillo su cáscara para que emane el látex. Se lavan bien y se pela la cáscara. Se parten y se extrae las semillas que contenga. Los trozos se ponen en agua con sal y cucharadita de bicarbonato unos 20 minutos. Se enjuagan bien. Se pone agua a calentar. Cuando empieza a hervir, se añade la papaya en trozos por unos 10 minutos. Debe quedar al dente, es decir no muy suave. Se escurre y se deja enfríar. Entonces se ralla con la parte gruesa de un rallador o se usa un procesador de alimento. Disponga ahora sí, de la cantidad deseada u obtenida para la receta.
Para hacer la miel, basta poner el jugo de naranja con el azúcar al fuego en una olla. Cuando empieza a hervir, se le añade la papaya verde rallada (y las especias si decide añadir – yo le recomiendo al menos la canela en astilla). De aquí en adelante es asunto de dejar hervir y que se vaya secando. Eso sí, moviendo en todo momento con cuchara de madera.  Así se termina de cocinar la fruta y adquiere el sabor de la naranja. Creo que dejar algo de humedad funciona bien para la consistencia de “miel”. Este tipo de postres, una vez frío tiene a secar algo más.


Sencillo, así se disfruta como un tibio postre o dejar enfriar. Se me ocurre que hasta para rellenar empanaditas ha de servir. Unas papayas viajeras, del campo a la ciudad para volver de paseo, para regresar y  terminar convertidas en una exquisita miel. Gracias Martha por tu regalito y a usted apreciado lector, apenas le llegue una papayita verde, dele viaje de una vez! 


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