Mollejas de pollo
Para los que tuvimos la suerte en algún momento de nuestras vidas de tener pollos y gallinas en la casa, libres en su andar, subidas en el güitite a dormir, con nidos improvisados y con pollitos escarbando tierra, también estoy seguro que muchos domingos tuvimos una sopita de pollo y clásico arroz con pollo.
Cuando se preparaba el ave, al separar las vísceras era muy simpático encontrar a veces hasta yemas de huevo en formación, el corazón que siempre lo peleaba para mi y la molleja. Ese buche o bolsa donde estaban las piedras, siendo un músculo que les sirve para triturar las piedritas y ablandarlas en su alimentación.
Hoy en día se siguen encontrando en oferta y es una las partes del pollo que me gusta mucho. En sopa, picadas en arroz y así en salsa de tomate. Se lava bien un puñado de mollejas, verificando que no tenga una capa o piel amarilla, eso se retira. Luego se pone en una olla con suficiente agua, se añaden especias y hierbas naturales.
Poquita sal y un tanto de comino. Entre más suaves más ricas a mi gusto. En olla convencional puede llevar casi 1 hora. En olla de presión entre 30 a 40 minutos. Yo acostumbro poner un plátano pintón al mismo tiempo en este paso.
Aparte se hace una salsa natural de tomate, sofriendo cebolla, chile dulce, ajos, apio, tomillo, se le añade unos 3 tomates grandes rallados (ojalá sin la cáscara), un poquito de achiote, 1 zanahoria rallada y se le ponen poquitos del caldo donde se cocinó la carne y sal al gusto.
Una vez lista y espesa la salsa, se incorporan las mollejas enteras, en mitades o picadas y el plátano en rodajas. Se deja a fuego bajo unos minutos a tomar sabores y se termina con un poquito de culantro picado. Listo para servir con arroz blanco recién hecho.