Entre la variedad de leguminosas se encuentra este pequeño y simpático frijol, conocido como rabiza, caupí o frijol de costa (Vigna unguiculata L. Walp.), de alto valor nutritivo, con un alto contenido de proteína, calcio y vitamina D y casi todos los aminoácidos esenciales.
No es común verlo en los mercados. Yo lo vengo a conocer en la Feria Verde de Aranjuez, una feria de días sábados que ofrece productos orgánicos de varios sectores del país; sin embargo en otros mercados se ofrece, procedente de zonas del Pacífico Sur del Costa Rica, uno de los mejores lugares para su cultivo.
Interesante comentar que además de disfrutarlo como alimento, tierno o seco en diversas recetas, la siembra de los mismos se hace con el objetivo de mejorar los suelos y como abono verde al proporcionar materia orgánica; también se emplea como forraje en la alimentación animal.
El sabor de las leguminosas desde un punto básico podrían ser parecidos, pero siempre le encontramos un gusto especial a cada uno y este frijol rabiza no es la excepción. Tiene un gusto liviano, que asemeja a las lentejas pero con un sabor muy propio.
Se cocinan en agua con hierbas y poquita sal. Se pueden dejar remojando antes de cocinarlos, pero apenas por 1 hora, ya que no son tan duros, así que en olla de presión en 10 minutos estarán listos. Si cocina carne de algún tipo, se retira de la olla y en el caldo restante se cocinan los rabiza y tendrán un sabor extra.
Una forma simple es disfrutarlos “arreglados” como se les dice en Costa Rica. Simplemente sofreir en sartén una cebolla, ajo y añadir un par de tazas de frijoles sin caldo. Majar con un tenedor, que le dé una textura gruesa y uno un puré. Condimentarlo al gusto con comino, salsa inglesa, ajo en polvo. Y así calientes disfrutarlo con tortillas, galletas soda o en un emparedado.